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La Catedral de Naipes de Buthan, situada en la ciudad de Nocorras, capital de Buthan, es posiblemente el monumento más exquisito y efímero que haya construido la humanidad.
La Catedral estaba dedicada a la Virgen María. Fue construida siguiendo patrones góticos propios del s. XIII, que es el siglo en el que se proyectó. Destacan sus espectaculares gárgolas en forma de murciélagos de 3 metros de alto abalanzados sobre el vacío que sujetan juegos enteros para servir el té, más aún teniendo en cuenta que no se usó ni una sola gota de pegamento y que todos los naipes se sustentaban sólo en equilibrio.
Presenta una planta rectangular debido a que sus cinco naves cubren por completo el crucero, que no llega a destacar sobre la silueta de ésta. Las cinco naves centrales están escalonadas en alturas, siendo mayor la de la central. La fachada constaba de siete cuerpos rematados por dos torres laterales de planta cuadrada. La nave central tenía 50 metros de alto, 30 de ancho y 100 de largo.
Tras el ingreso de la Monarquía en Reposo de Buthan en la Buthan se aseguraba que los demás cesarían su agitación del suelo. En estas condiciones, se pudo poner en marcha el viejo proyecto que había estado esperando tantos siglos: un descomunal templo hecho de naipes. Así, el 30 de diciembre de 2010, el rey Ups II "El Cuidadoso", puso la primera pareja de naipes apoyados.
Las obras duraron 14 meses. Fueron necesarios 118.972.222 naipes y el trabajo de más de 100.000 trabajadores reclutados a la fuerza por la policía buthanesa que, en condiciones infrahumanas, eran obligados a cargar y colocar los pesados y cortantes naipes. Se estima que murieron unos 95.000 por el cansancio, el frío y los ataques de tahúres rabiosos.
Por fin, el 5 de marzo de 2012 (en el día de la Cincomarzada Buthanesa), el rey Ups III "El Matapadres" inauguró el colosal monumento en medio de una eufórica expectación del pueblo. Los festejos duraron cinco días durante los cuales el mundo admiró maravillado la gran obra buthanesa.
El trágico final llegó cuando un sorprendido y titubeante Benedicto XVI, que había sido invitado a oficiar la primera misa, la derribó tras rozar accidentalmente con el hombro izquierdo en el marco de unos de los portones que daban entrada a la antesala norte de la Capilla Magna.
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